Lavanda

En los tiempos de los romanos era utilizada en los baños para ayudar a la relajación. Hoy en día sigue utilizándose gracias a dichas propiedades relajantes, aparte de otras muchas que también posee.

Es una planta muy buena para tratar los problemas de insomnio. En esos momentos de la noche en los que no podemos conciliar el sueño debido al estrés de nuestros trabajos o vida personal es recomendable oler el aroma de lavanda, ya que así será más fácil relajarnos y por lo tanto poder coger el sueño.

También es muy buena para calmar los nervios ya que disminuye la tensión arterial, e incluso ayuda a calmar el asma y evitar los mareos en los viajes.
Las infusiones de lavanda también son muy buenas para realizar digestiones difíciles.
Debido a su poder relajante también ayuda a prevenir o evitar la caída del cabello.

Es considerada un antiinflamatorio y calmante del dolor en diversos padecimientos como las migrañas, dolor de cabeza, psoriasis, tortícolis, moratones o artritis.

Tiene también poder antiséptico, y de echo se recomienda enjuagarse la boca con infusiones o aceites de lavanda para prevenir dolores de garganta o cualquier infección de boca.

Por último cabe destacar que es muy buena la aplicación de aceites de lavanda sobre quemaduras o heridas en la piel, debido a que favorece la regeneración capilar.